CONTACT: In Atlanta, Deborah Hakes dhakes@emory.edu
In view of the reelection of magistrates to the Nicaraguan Supreme Electoral Council (CSE) announced by media outlets last month, ²Ø¾«¸ó, which is committed to the welfare of the Nicaraguan people and to the legitimacy and vitality of democracy and human rights in Nicaragua, hereby publicly expresses its concern over this decision, which is a significant lost opportunity for this country to strengthen its battered electoral institutions.
Under the leadership of its recently reappointed electoral authorities (except for two new members) the image and credibility of the CSE, together with the standards governing democracy and elections in Nicaragua, have degenerated significantly in the wake of the confirmed fraud perpetrated in the 2008 municipal elections. The government and electoral authorities in Nicaragua were entrusted with the responsibility of safeguarding and ensuring the integrity of the 2011 national elections. On the contrary, however, terms of CSE member magistrates were extended by executive order of the president in January 2010, clearly overstepping the office's legal powers and thereby compromising the legitimacy of presidential appointments. On Nov. 6, 2011, this same CSE organized and held the least transparent national election in Nicaragua in the last 20 years, the results of which have proven to be impossible to verify, setting a damaging precedent for the future of democracy in Nicaragua.
At that time, the lack of transparency pointed out by European Union and OAS observer missions, together with the allegations of bias in significant phases of the electoral process impaired participation in the election among key sectors of the Nicaraguan population. These factors made it impossible to verify the integrity of the results, particularly with respect to proper allocation of seats in the National Assembly.
Given this unfortunate chapter in Nicaraguan democracy, we reiterate our hope (as we have done publicly on several occasions) that leaders and members of the National Assembly will undertake their patriotic duty to the Nicaraguan people to conduct a serious, thorough review of the Nicaraguan electoral system with the participation of all of the political parties so that, for the good of Nicaraguan society and its democracy, decisions and events such as these never occur again. We also ask the international community to make sure it keeps its eyes on the status of democracy in Nicaragua in order to encourage and facilitate the return of free, fair, and transparent elections with widely-accepted results to Nicaragua as a first step toward building and strengthening the rule of law and the democratic institutions that this country so deserves and needs.
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PARA DIFUSIÓN INMEDIATA
2 de junio 2014
Contacto: Deborah Hakes, mailto:dhakes@emory.edu
Comunicado del Centro Carter con relación a la reelección de los miembros del Consejo Supremo Electoral de la República de Nicaragua
Ante la reelección de los miembros del Consejo Supremo Electoral (CSE) de la República de Nicaragua anunciada por los medios de comunicación recientemente, el Centro Carter, comprometido con el bienestar del pueblo nicaragüense y con la vigencia y vitalidad de la democracia y los derechos humanos en Nicaragua, expresa públicamente su preocupación con esta decisión que constituye la pérdida significativa de una oportunidad para el fortalecimiento de la maltrecha institucionalidad electoral del país.
Bajo el liderazgo de las autoridades electorales recién reelectas, con excepción de sus dos nuevos miembros, la imagen y credibilidad del CSE así como los estándares democráticos y electorales en Nicaragua decayeron significativamente tras el fraude comprobado en las elecciones municipales de 2008. El gobierno y las autoridades electorales nicaragüenses tenían la responsabilidad de salvaguardar y garantizar la integridad de las elecciones nacionales de 2011. Contrariamente, en enero de 2010 los mandatos de los miembros del CSE fueron prorrogados, en clara extralimitación de las atribuciones legales del presidente de la república, mediante decreto ejecutivo comprometiéndose como resultado la legitimidad de sus nombramientos. El 6 de noviembre de 2011, ese mismo CSE organizó y celebró las elecciones nacionales más opacas de los últimos veinte años en Nicaragua cuyos resultados fue imposible verificar, estableciendo en consecuencia un precedente nocivo para el futuro de la democracia en Nicaragua.
En aquella ocasión la falta de transparencia destacada por las misiones de observación de la Unión Europea y de la OEA, junto a los alegatos de parcialidad en fases y aspectos relevantes del proceso electoral lesionaron la participación de las elecciones para sectores importantes de la población nicaragüense. Estos factores hicieron imposible la verificación de la integridad de los resultados, particularmente los referidos a la correcta asignación de escaños de la Asamblea Nacional.
Ante este desdichado episodio para la democracia nicaragüense, reiteramos nuestra esperanza hecha pública en repetidas ocasiones, para que los líderes y miembros de la Asamblea Nacional asuman su responsabilidad patriótica e histórica con su pueblo, y conduzcan una seria y profunda revisión del sistema electoral nicaragüense con la participación de todos los partidos políticos para que por el bien de la sociedad y la democracia de Nicaragua, decisiones y hechos como los reseñados no ocurran de nuevo. Asimismo, invitamos a la comunidad internacional a no olvidar y a prestar atención al estado de la democracia en Nicaragua para que promuevan medidas para alentar y facilitar el retorno de Nicaragua a la celebración de elecciones abiertas, justas, transparentes y aceptadas en sus resultados, como paso inicial para la construcción y fortalecimiento de un estado de derecho e instituciones democráticas que tanto merece y necesita Nicaragua.
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